jueves, 17 de junio de 2010

Cicatrices de Amor

En un día caluroso de verano un niño decidió ir a nadar en la
laguna detrás de su casa. Salió corriendo por la puerta trasera, se
tiró en el agua y nadaba feliz. Su mamá desde la casa se asomó por
la ventana, y vio con horror lo que sucedía.

Enseguida corrió hacia su hijo gritándole lo más fuerte que
podía. Oyéndole el niño se alarmó y miró nadando hacia su mamá. Pero
fue demasiado tarde. Desde el muelle la mamá agarró al niño por sus
brazos. Justo cuando un caimán le agarraba sus piernitas. La mujer
tiraba determinada, con toda la fuerza de su corazón.

El cocodrilo era muy fuerte, pero la mamá era mucho más apasionada
y su amor no la abandonaba. Un señor que escuchó los gritos se
apresuró hacia el lugar con una pistola y
mató al cocodrilo.

El niño sobrevivió y, aunque sus piernas sufrieron bastante, aún
pudo llegar a caminar. Cuando salió del trauma, un periodista le
preguntó al niño si le quería enseñar las cicatrices de sus
piernas. El niño levanto la colcha y se las mostró.

Pero entonces, con gran orgullo se remango las mangas y dijo:
"Pero las marcas que usted debe de ver son estas". Eran las marcas de las
uñas de su mamá que habían presionado con fuerza. "Las tengo porque
mamá no me soltó y me salvó la vida".

El relato de Mrs. Thompson

Su nombre era Mrs. Thompson. Cuando estuvo al frente de su clase de 5º grado, inició el curso diciendo a los niños una mentira:

Como la mayor parte de los profesores, ella miró a sus alumnos y les dijo que a todos los quería por igual.

Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado Teddy Stoddard .

Mrs. Thompson había observado a Teddy desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño.

Teddy comenzaba a ser un tanto desagradable, y llegó el momento en que Mrs. Thompson disfrutaba al marcar los trabajos de Teddy con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.

En la escuela donde Mrs. Thompson enseñaba, le era requerido revisar el historial de cada niño, ella dejó el expediente de Teddy para el final.

Pero cuando revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa.

La Profesora de primer grado escribió:
"Teddy es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".

Su profesora de segundo grado escribió:
"Teddy es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".

La profesora de tercer grado escribió:
"Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. El trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".

Su profesora de cuarto grado escribió:
"Teddy se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela.No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".

Ahora Mrs. Thompson se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor el día que salían de vacaciones cuando todos sus alumnos le llevaron regalos envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto Teddy. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.

A Mrs. Thompson le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con solo un cuarto de su contenido.

Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca.

Teddy se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
"Mrs. Thompson, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".

Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora.



Desde ese día, ella dejó de enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir. En lugar de eso, comenzó a educar a los niños.

Mrs. Thompson puso atención especial en Teddy. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.

Para el final del ciclo escolar, Teddy se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira de que quería a todos sus alumnos por igual, Teddy se convirtió en uno de los consentidos de la maestra.

Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Teddy, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Teddy, ahora escribía diciéndole que había terminado la preparatoria siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.

Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la escuela y pronto se graduaría con los más altos honores. Él le reiteró a Mrs. Thompson que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.

Cuatro años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por Theodore F. Stoddard, MD.

Tiempo después envió una carta más a la maestra Teddy, ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse.
Explicaba además que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a Mrs. Thompson si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio.

Por supuesto Mrs. Thompson aceptó. Llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el mismo perfume que Teddy recordaba que usó su madre la última vez que pasaron juntos.

Se dieron un gran abrazo y el Dr. Stoddard le dijo al oído:
"Gracias Mrs.Thompson por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".

Mrs. Thompson con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo:
"No Teddy, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía lo que era educar hasta que te conocí".

martes, 15 de junio de 2010

Una familia con 17 hijos (Fotos)

Los Amigos (Presentacion)

El Valor de las personas

El dueño de una tienda estaba colocando un anuncio en la puerta que decía: "Cachorritos en venta".

Esa clase de anuncios siempre atraen a los niños, y pronto un niñito apareció en la tienda preguntando:

"¿Cuál es el precio de los perritos?"
El dueño contestó: "Entre $30 y $50"
El niñito metió la mano en su bolsillo y sacó unas monedas: "Sólo tengo $2.50... ¿Puedo verlos?".

El hombre sonrió y silbó. De la trastienda salió su perra corriendo seguida por cinco perritos. Uno de los perritos estaba quedándose considerablemente atrás. El niñito inmediatamente señaló al perrito rezagado que cojeaba.

-"¿Qué le pasa a ése perrito?"- preguntó.

El hombre le explicó que cuando el perrito nació, el veterinario le dijo que tenía la cadera defectuosa y que cojearía por el resto de su vida. El niñito se emocionó mucho y exclamó: "¡Ese es el perrito que yo quiero comprar!".

Y el hombre replicó:

"No, tú no vas a comprar ese cachorro, si tú realmente lo quieres, yo te lo regalo".

Y el niñito se disgustó, y mirando directo a los ojos del hombre le dijo:

“Yo no quiero que usted me lo regale. El vale tanto como los otros perritos y yo le pagaré el precio completo, de hecho, le voy a dar mis $2.50 ahora y 50 centavos cada mes hasta que lo haya pagado completo".

El hombre contestó: "Tú en verdad no quieres comprar ese perrito, hijo. El nunca será capaz de correr, saltar y jugar como los otros perritos."

El niñito se agachó y se levantó la pierna de su pantalón para mostrar su pierna izquierda, cruelmente retorcida e inutilizada, soportada por un gran aparato de metal. Miró de nuevo al hombre y le dijo:

"Bueno, yo no puedo correr muy bien tampoco, y el perrito necesitará a alguien que lo entienda".

El hombre estaba ahora mordiéndose el labio, y sus ojos se llenaron de lágrimas... sonrió y dijo:

"Hijo, sólo espero que cada uno de estos cachorritos tenga un dueño como tú".